Con mi barquillo velero,
navegando por la mar,
voy buscando al marinero
que me fue a enamorar
y robó mi amor primero
Me dejó sola en el puerto,
muy cerca del malecón,
y salió a mar abierto,
dejando mi amor desierto
al quitarme el corazón.
Se llevó mi gran pasión,
junto con mi pensamiento,
la más hermosa ilusión
y el profundo sentimiento
de locura y devoción.
Mi alma quedó aturdida,
todo mi ardor apagado,
al irse, con él, mi vida
y el aliento enamorado...
en un ¡ay!, que no se olvida...
Por puertos, y fieros mares,
buscas tu amor imposible,
venciendo sus avatares,
porque él sembró, impasible,
en tu honor, grandes pesares.
¡Toda mujer, que su dolor
sea vencido, o lo supere,
es mujer de gran valor
y hermoso que, en su alma, impere
la llama de un puro amor...!
A.Carrascosa
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